lunes, febrero 10, 2014

SÓLO ABRÁZAME / 7 LA PASIÓN



-Ehhh... Hola Pedro. Disculpa la hora. ¿Está Sofía?-
- Amir. Qué pasa. ¿Todo bien?

Sofía ya le había contado a su hermano todo y también le preocupaba la reacción que pudiera tener él al saber acerca de sus orígenes.

-Si Pedro, todo está bien. Sólo necesito ver a Sofia y hablar con ella. Es importante.
-Espera la llamo. Toma asiento.

Sofía ya se encontraba acostada pero aun no se dormía. Al escuchar que era Amir quien golpeaba a la puerta, dió un brinco de la cama y se fue corriendo a mirarse al espejo. No pensó en cambiarse el pijama. Tardaría demasiado. Al poco rato se apareció en la sala, vestida sólo con una camisa de dormir algo ceñida al cuerpo la que, debido al frío de de aquella noche, hacía que se traslucieran sus pezones. Amir, antes de verla a ella, dirigió su mirada directamente hacia su cuerpo. No pudo evitarlo. Algo dentro de él se estremeció.

- Hola Amir, ¿cómo estás?
- Bien, bien

 Amir reacciono luego de quedarse embobado mirándola, mientras ella no se daba cuenta de lo que había provocado en él.

Mientras tanto Pedro, era el único que se había dado cuenta de la situación y sonreía. Intuía que a su hermana le hacía bien la compañía de Amir y la quería ver feliz. El había sido testigo de la profunda tristeza en la que había caído luego de que aquél hombre la enamorara para luego haberle provocado heridas físicas y psicológicas de las que le había costado muchísimo tiempo sanar.

Su hermano sabía que Sofia estaba lista y preparada para amar y ser amada y esta vez sería un amor sano y bueno. Pedro rezaba para que así fuera.

- ¿Podemos hablar?
- Claro dime  
- No te molestes Pedro, pero ¿puedo hablar con tu hermana en privado?
- Dale. Hagan como que no estoy.
-Ven Amir, cuéntame qué sucede

Sofía tomó de la mano a Amir al ver que su hermano no se movía de la sala y los miraba entretenido. Se lo llevó hasta su habitación y se sentaron en la cama.

Amir estaba nervioso. El sentirla tan cerca y solos lo hacía temblar.

Como pudo le contó lo que había sucedido y Sofía tomó sus manos.

-Y como te sientes sabiendo todo esto Amir
-No se como me siento Sofia. Estoy muy emocionado, contento. Pero no se los detalles de toda esta historia y eso me tiene un poco ansioso.

Sofía se perdió en su mirada. Se despojo de temores provocados en un pasado doloroso. Lo abrazó fuertemente. Amir sintió su pecho agitado latiendo sobre él, tomó su rostro y le besó dulcemente los ojos, las mejillas, la frente.

Ella mantenía levemente abierta su boca y los ojos cerrados. Él no tuvo las fuerzas ni la voluntad para  dejar de avanzar más allá y la besó con pasión. Sus labios se juntaron, sus lenguas se buscaban. Sus respiraciones se volvían cada vez más agitadas.

Una ola de calor los envolvía y ellos querían hundirse  bajo aquel fuego húmedo y no salir jamas.

Sofía se dejó llevar cuando Amir se posó sobre ella. Lo abrazó por el cuello para luego ir sobre su camisa y acariciar su espalda.

Un leve gemido se escapó en su oreja que la hizo estremecer. Su cerebro ya no tenía control sobre sus actos. Sus manos corrieron a quitarle la camisa. Ardía de deseos de sentir su piel sobre la de ella.

Amir la ayudaba torpemente. No quería despegar su boca de su cuello ni sus manos de sus pechos.

Al fin estaban piel con piel fundidos por el calor y la humedad. La lengua de Amir bajaba y subía por los pechos de Sofía. Pronto quiso más y bajó hasta su vientre. Ella estaba desnuda para él, para sus besos, para el placer de sus sentidos. Era ella la princesa de sus sueños encantados y era a ella a quien quería hacer feliz.

La respiración agitada de Sofía lo excitaba. El sube y baja de su pecho lo alientaba a seguir pero de pronto se detuvo. En su cabeza los recuerdos de aquella vez; la sangre, las amenazas de Miranda, el miedo.

-No, no Sofía. No quiero hacerte daño. Te amo, te amo demasiado
-Amir. Por favor....

Sofía lo miró llena de deseo.

- Por favor Amir, ven. No me harás daño, te lo aseguro.

Sofía se acercó a él, tomó su mano dirigiéndola hacia su espacio más intimo. Ella cerró los ojos y se estremeció gimiendo suave. Estaba mojado y tan cálido que Amir no se pudo resistir. La deseaba tanto pero a la vez tenía tanto miedo de perder el control y hacerle daño. Como aquella vez, como le habían hecho creer que había sido con Miranda.

Ella comenzó a quitar el cinturón de su pantalón rápidamente, mientras él no dejaba de acariciar aquel océano delirante y húmedo que desarmaba todo su blindaje y lo hacía olvidar el mundo a su alrededor.

-No pienses en nada Amir. Sólo ámame - le respiró ella en el oído antes de que él entrara en su cuerpo; primero lentamente y luego al candente ritmo de los latidos de sus corazones.

Sofía sudaba, se contraía; ahogaba sus gemidos mordiendo, besando y arañando la piel de Amir y el reía con cada uno de aquellos gestos. Le dolía pero le excitaba  y le encantaba.

Cuando sintieron que venían de vuelta de un viaje por las nubes y las estrellas, se descubrieron abrazados fuertemente. Sus cuerpos mojados y pegados, sus pieles saladas y ardientes.

- No me sueltes por favor  - le susurró Amir en el oído - Sólo abrázame. No dejes de hacerlo. Temo abrir los ojos y que ya no estés conmigo.
- No te dejaré Amir. Te amo como no creí que podría ser capaz de amar nunca.
- Contigo a mi lado me siento seguro, valiente. Tan fuerte, que creo  que puedo vencerlo todo. Hiciste que me encontrara conmigo, con mis raíces y sólo deseo protegerte y amarte siempre.

Abrazados se quedaron dormidos. Cansados, muy cansados.

Al amanecer, Sofía sintió los brazos de él a su alrededor. Se giró para besarlo, pero al hacerlo se dio cuenta que él hacía rato que ya había despertado y la observaba fijamente mientras sus dedos jugaban con sus cabellos.

-No te hice daño ¿cierto? - preguntó Amir con el ceño fruncido
-Pero ¿por qué preguntas eso?, ¿no recuerdas lo que sucedió anoche?
- Es que he visto...
- Qué has visto - preguntó Sofia asustada sentándose sobre la cama
- ¿Qué te sucedió ahí? 

Amir había descubierto unas antiguas cicatrices que Sofia tenía sobre su espalda y en los brazos. Si bien no parecían ser demasiado profundas se notaba que habían sido hechas como con algún elemento filoso.

Sofia tembló y echó a llorar sobre las sábanas

- Pero qué... Por favor no llores. Dime que no fui yo quien te hizo daño.
- No Amir. No fuiste tu. Las cicatrices son muy antiguas. Anoche pensé que podrían haberse borrado 
- ¿Alguien te hizo eso?

Sofía no respondía y solo lloraba. Amir la observaba confundido. Si alguien la había marcado de aquella forma él sentía que seria capaz de matarlo

- Hace mucho tiempo creí estar enamorada de un hombre que finalmente resultó ser una bestia.
- ¿Te maltrataba?
- Lo hacía porque yo se lo permitía. Me di cuenta de ello un poco tarde, pero lo hice al fin. En aquella época era muy ingenua y pensaba que él sería la única persona que me podría querer. Mi autoestima estaba por los suelos. Yo no me quería nada.
- Dime donde lo encuentro y te juro que lo mato
- No seas niño Amir 

Sofía le sonrió dulcemente y seco sus propias lágrimas

- Hoy soy otra persona. De aquellos días ya ha pasado mucho tiempo. Entendí que para que alguien merezca mi amor debo comenzar por amarme yo primero, respetarme y aceptarme. Me costó pero salí del hoyo. La psicóloga que te recomendé me ayudó mucho en esta sanación y ahora... mírame soy una nueva Sofia que se acepta y ama tal cual es y que ahora está junto a un gran hombre que merece mi amor, mi confianza y mi respeto.

Amir no dejaba de imaginar a la persona que le había provocado tales heridas a una mujer tan hermosa como Sofía. Sintió odio. Mucho más del que sentía por su propia madre o por Miranda.

- Por eso cuando vi aquella noche como Miranda te golpeaba, sentí mucha rabia. Me vi a mi misma años atrás y quise intervenir pero Pedro me lo impidió.

Amir tuvo el impulso de besar las heridas de Sofia. Una a una fue acariciando con sus labios y su lengua aquellas marcas. Internamente aspiraba a hacerlas desaparecer de aquella piel que tanto amaba. Las besó una y otra vez. La rodeó con sus brazos y continuó besando sus brazos, su cuello, el lóbulo de sus orejas, su espalda; hasta que  no pudo resistir el impulso de querer volver a sentirla dentro de él.

-No me quiero ir 
-No te vayas
-Tengo que volver a resolver todo. Debo volver a mi realidad. Y mas aun con esto que ha pasado entre nosotros. Debo saber por qué Miranda y mi madre me mintieron todo este tiempo, haciéndome creer que yo era un animal, un monstruo que le había hecho daño cuando...

-Temo que no vuelvas a mi Amir -  le interrumpió Sofía. No quería escuchar ni imaginar que alguna vez pudo haber estado junto a Miranda en la misma cama, besándola y acariciándola como lo había hecho con ella.

-No te dejaré nunca. Eres el amor de mi vida - dijo Amir  - por lo mismo debo volver y resolver este misterio. Quiero sentirme verdaderamente merecedor de tu amor... de ti.

Sofia no dejaba de sentir que algo no iba bien. Tembló al despedirse de él en el umbral de su puerta.



Continuará

5 comentarios:

  1. Me encantan estos relatos, y tú lo haces de maravilla, enganchando y deseando que no se acabe.

    Te felicito preciosa.
    Un besote.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mi me encante que te encante chiquillo...

      Un abarazote!!!

      Eliminar
  2. Este es el enlace.
    http://www.viejaguardia.es/Actividad/13/galdos.pdf.
    Te gustará.
    Me encanta cuando me llamas chiquillo...jajajajajaj.
    Un besote guapetona.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias!!!.. Excelente. Increíble ver como en más de 100 años nada ha cambiado.
      ¡Pero si eres un chiquillo haciendo chiquilladas! jejejeje
      Un abrazo amigui...
      (Enlace compartido también en mi fb para mis contactos españoles y todos a los que le interese el tema)

      Sam

      Eliminar
    2. Gracias, eres un sol.
      Nos seguimos leyendo.

      Un besote.

      Eliminar

Para que esta llama no se apague... No dejes de comentar...

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...