Agitada alma ésta la mía, que sin unos besos se siente perdida.
Maquillada con sonrisas y vestida de algodones; decidida,
sale al encuentro de claras noches de luna llena,
en donde el frío viento de las montañas dormidas
yerguen los botones de mis maduros pechos
buscando ansiosos aquella boca que los llene
con el calor y el fuego de una lengua mágica.
Tacones de hielo inundan el eco de la silenciosa noche
Sombras oscuras acechan a este tembloroso cuerpo
y unos fuertes brazos lo atrapan, acorralándolo contra un erguido y endurecido miembro
que lucha por ser liberado de su desesperado encierro.
Suaves manos de ébano descontrolan mis ansias.
Llena y dulce boca aceituna recorre mi piel
y esta agitada alma se vuelve a perder
entre blanca bruma y un nuevo y húmedo amanecer.
Sam Mezylv