jueves, enero 30, 2014

SÓLO ABRÁZAME / 5. EL SECRETO (2º parte)


Amir bajó lentamente las escaleras. Miranda, cada vez que veía a su hijo, no podía evitar hacerse de la figura del hombre que se suponía sería su pasaporte a la riqueza y a una nobleza que creía merecer.

Aquel lejano recuerdo de un feroz abandono y duras palabras que sus oídos tuvieron que escuchar, la habían terminado por convertir en aquel despojo de ser humano sombrío, agrio y lleno de rabia. La misma que comenzaba a subir por las sienes y a salir como fuego por sus ojos y veneno de su lengua.

Se acercó hacia él con paso firme y con furia le dio vuelta la cara de una fuerte bofetada.

- Por qué no has respondido las llamadas que te ha hecho Miranda, imbécil
- Cálmate Olivia - dijo Miranda asustada; sintiendo en el aire una terrible atmósfera de odio y dolor
- Hola mamá. También te extrañé. ¿Tuvieron un buen viaje? - respondió Amir con una mueca de dolor en su boca y los ojos vidriosos.

Estaba tan acostumbrado a esos modos de su madre que ya no les daba demasiada importancia. Menos ahora, que sentía que había alguien a quien debía proteger y no era tiempo de ser débil.

- Si bastante tranquilo - dijo Miranda, intentando bajar la  tensión en el ambiente

- ¿Y qué has hecho durante nuestra ausencia que no has podido responder a los llamados que tu novia te hizo? - preguntó Olivia inquisidora.
-Nada madre. Estudiar. Ya sabes, me queda sólo este año para egresar.

Olivia no estaba muy interesada en los estudios de Amir, sólo quería indagar en lo relacionado con esa chica que Miranda le había comentado.

- ¿Estudiar qué? ¡No me mientas! Miranda me ha hablado de esas nuevas amistades que ahora tienes. Seguro te están llenando la cabeza de tonterías que sólo a alguien como tu podría interesar.
-Pero Olivia, si a esa persona no se le puede considerar como una amistad. ¡Es tan insignificante!

Amir cerró los ojos para no mirar a Miranda con la rabia que ya se le venía apareciendo por las sienes y sobre todo en su mirada de hielo. Olivia se dio cuenta de aquella reacción en él y aunque no le quiso dar importancia, le preocupó. Jamás lo había visto sosteniendo aquella postura. Estaba rígido y con la respiración agitada. Su mandíbula se tensaba; la nuez de adán parecía haber crecido y ahora subía y bajaba con cierta frecuencia.

 - Tu sabes que no tengo amistades - dijo Amir.

Intuía que debía proteger a Sofia de ese par de víboras. Ellas no debían saber de su existencia. Sabía que su vida podía correr serio peligro si así fuera.

- ¿Y esa niñita de la biblioteca con la que charlas tanto?
- No se de quien me hablas 

Pero Olivia no era tonta. Su hijo se mostraba muy diferente al chico tímido y asustadizo que ella había creado.

- Anyway - dijo Miranda - No es nada importante. Mira Amir, quiero mostrarte las cosas que compré para la fiesta de compromiso.

Sofía, en tanto,  estaba desde hacía largo rato frente a su laptop. Todo el tiempo que habían perdido y nada los llevaba hacia una pista segura. Pero ahora tenía los recortes de períodicos viejos que mantenía tan secretamente guardados la madre de Amir.

Aún estaba sorprendida al ver la primera respuesta a su consulta hecha por Internet.
Leyó más de una vez para convencerse lo que sus ojos veían: "El príncipe de la Isla de Birelaahiun, Amir Ghazi Bin Aziz, se encuentra de vacaciones en las Islas Canarias...."

Al día siguiente, Amir y Sofía habían quedado en encontrarse en el gimnasio. Suponían que sería un buen lugar para esconderse de la inquietante mirada de Olivia.

- Amir, es mejor que te sientes para que escuches lo que tengo que contarte.
- No me asustes por favor. Dime qué has podido averiguar
- Amir, si mis investigaciones van por la dirección correcta, debo decirte que...- Sofía agachó la cabeza y sacó varios papeles de su bolso
- ¿Qué pasa?. No me pongas más nervioso de lo que ya estoy.
- Amir tu padre se llama igual que tu. Él vive y es...el príncipe heredero de una gran fortuna y títulos nobiliarios.
- ¿Estás jugando conmigo Sofía?
- Espera. Es que eso no es todo. Siéntate

Amir se sentía agobiado. Las únicas palabras que se repetían en su cabeza eran: "él vive..."

- Alrededor de la fecha en que yo calculo pudiste haber sido concebido - continuó Sofía - este príncipe se anduvo paseando por acá. Incluso se fotografió junto a...
- ¿Junto a mi madre?
- Si Amir, esta es la misma foto que encontramos en la habitación de ella. La amplié y creo que no es necesario un examen de ADN para darse cuenta que tu eres su hijo.

El corazón de Amir latía a toda velocidad. Se tomaba la cabeza con las dos manos, se sentaba, se paraba. Sofía no decía nada. sólo lo observaba.

- Siempre lo supe. ¡Él está vivo! - exclamó, tomándola por los hombros con fuerza
- Parece un cuento para niños - dijo Sofía - Si no es porque yo misma he investigado, no me lo podría creer.

Ella sabía lo que aquello significaba. Observaba con ternura su reacción casi infantil y tuvo un mal presentimiento que la paralizó por unos instantes pero que intentó no darle importancia. Por unos breves momentos sintió miedo y eso no le gustó.

Juntos salieron del gimnasio. Amir tomó la mano de ella y luego la acercó hacia su cuerpo. La abrazó tan fuerte que ella tuvo que pedirle que la dejara respirar. Rieron y se besaron en cada portal camino a la facultad. Iban tan contentos y concentrados sólo en ellos que no se fijaron en el sospechoso automóvil negro que los seguía de cerca.

- ¿Qué harás ahora con esta información Amir?
- No lo sé Sofía. Aun estoy demasiado emocionado.
- ¿Tu crees que él sepa de tu existencia?
- No lo se
- Amir, hay algo más que supe acerca de tu padre.
- ¿Qué es?
- Andará por acá en pocos días.

Sus pasos se detuvieron. Luego de unos minutos en que sólo se miraron. Él reaccionó

- Si es como tu dices, osea, que es un príncipe y todo eso, será un poco difícil acercarse hasta él.
- No lo creo que tanto

Amir levantó una ceja

-... Viene a tu compromiso.
- ¡Qué!?
- Es decir, la noticia no dice que viene así como directamente a tu compromiso, pero si hace mención a que fue invitado por una familia muy importante a la celebración del compromiso de sus hijos.
- Pero puede referirse a otro compromiso
- Es que es en la misma fecha del tuyo y nombran a alguien con el apellido de Miranda.
- Eso podría significar que sí. Que él siempre ha sabido que yo existo y que no le importa
- Espera. Tal vez sea como dices. Una coincidencia. No te mortifiques por favor. Prefiero verte feliz. Quiero verte feliz siempre. Amir.... por favor

Pero él ya le había soltado las manos para luego irse sin besarla, sólo con un simple adiós y sin mirar hacia atrás

- ¡Llámame! - gritó ella, pero él solo levantó una mano y siguió su camino.

El auto negro estaba estacionado cerca de ellos. Una vez que Amir se alejó, comenzó a seguir a Sofia hasta su casa.
Sofía entró despreocupada. Pensaba en los sentimientos de Amir y de como estaban de heridos. Al intentar cerrar la puerta tras de si, un zapato de mujer se interpuso.

- Buenas tardes - dijo Olivia, entrando sin permiso
- ¡Pero señora!
- No andaré con rodeos. Quiero que dejes en paz a mi hijo.
- ¿Y quien es su hijo?
- No te hagas la tonta niñita estúpida
- Señora, por favor, retírese. Yo a usted no la conozco y más encima viene a insultarme en mi propia casa. ¡Por favor váyase!
- Debes saber que él se casará pronto y no voy a permitir que lo que me ha costado tantos años...

Olivia se detuvo. La rabia y el miedo la traicionaron. Sabía que no podía decir nada más.

- Mire señora, usted puede estar tranquila, porque no se de qué me está hablando. Por favor, por última vez. ¡Salga de aquí!
- Sólo te diré una cosa más. El futuro de mi hijo ya está trazado y ni tu ni nadie vendrá a tirar por la borda lo que por tantos años he venido planeando para él.
- ¿Para él o para usted?
- ¡Qué dices! ¡Cómo te atreves!

Sofía no pudo contenerse. Ahora ya la había puesto sobre aviso de que ellos lo sabían todo. O Casi todo.

- Señora, ya le dije que salga de mi casa por favor

Olivia se acercó furiosa hasta Sofía. Estaba algo ebria. Alzó la mano para darle una bofetada, pero la detuvo con fuerza y sin quitarle los ojos de encima.

- A mi usted no viene a levantarme la mano vieja borracha asquerosa

La mujer se horrorizó y como pudo, intentó zafarse de la firme mano de Sofía para volver a abalanzarse sobre ella, pero justo en ese momento llegó Pedro.

- ¿Qué pasa aquí? ¿Quién es usted?

Pedro comenzó a forcejear con Olivia, hasta que ésta cayó aparatosamente al suelo.

- ¿Sofía quien es esta mujer?
- No lo se Pedro. Golpeó a mi puerta y comenzó a insultarme. ¡Está borracha!
- Señora si no se va en este momento llamaré a la policía


Olivia, humillada, se levantó como pudo y mirando a Sofía la amenazó de muerte haciendo una señal con el dedo pulgar en su cuello mientras salía de la casa a tropezones.

- ¿Quien es esa vieja loca?
-  La madre de Amir - confesó Sofia
- ¿Me puedes decir qué es lo que está pasando?

Sofía aún nerviosa se sentó en el sofá junto a su hermano para comenzar a relatarle todo lo sucedido. Él debía saber. Ahora si que estaba en peligro y tenía miedo. Por ella y por Amir.

Continuará

(22/04/2010)

viernes, enero 24, 2014

SÓLO ABRÁZAME / 4. EL SECRETO (1° parte)



Casi un mes había transcurrido y Amir continuaba visitando el gimnasio y yendo a terapia con un psiquiatra para poder, de alguna manera, seguir viviendo de forma relativamente normal a pesar de las fuertes experiencias que le habían tocado vivir y sufrir.

Estas actividades, más los estudios que no había dejado, no le quedaba mucho tiempo para visitar a Sofia. Ella lo entendió y decidió, como le había prometido, investigar acerca del padre de Amir.

A su favor ella tenía todo el tiempo para buscar, leer e investigar. La biblioteca de la universidad era conocida como una de las más completas y tecnologizadas de la región.

Desde ahí Sofía se concentraba día a día en buscar información que le pudiera ser de utilidad para poder ayudar a Amir a salir de su encierro emocional. Pero no lograba encontrar aun nada que le pudiera que tuviera alguna relación con la madre de Amir.

No quería imaginárselo diferente. Ella sabía que una vez que quitara sus miedos y frustraciones de su alma, alguna cosa podría cambiar en su relación. Tal vez ya no la necesitaría. Tal vez ya no la miraría como a veces sentía que lo hacía. 

Pronto ella quitaba de su mente aquellos pensamientos y se volvía a enfocar en ayudar a su sanación.

Faltaban pocos días para el arribo de Olivia, la madre de Amir, y de Miranda; por lo que Sofía se puso de acuerdo con él un día para ir en busca de alguna pista en la casa de su madre.

- Si queremos encontrar algo es dentro de la habitación de ella - dijo Amir algo nervioso.

Hacía muchos días que no la veía y ahora, al fin estaba frente a él. Su corazón se aceleraba cada vez que sonaba su teléfono. Sabía que era ella.

-Tienes razón. Como mujer se que todos nuestros secretos los guardamos cerca de nosotras, donde podamos echarle mano cuando nos ponemos nostálgicas.
- ¿Y tu tienes muchos secretos?  - preguntó Amir
- Secretos ninguno. Mi vida ha sido muy simple. Sin mayores sobresaltos.
- ¿Pero te has enamorado alguna vez?
- Si.. alguna vez me llegué a sentir enamorada.
- ¿Cómo es eso?
- ¿Tu no te has sentido así? ¿enamorado?
- La verdad no creía que pudiera existir ese sentimiento.

Sigilosamente Amir se adentró en la habitación de su madre mientras Sofía le miraba con curiosidad.

- ¿Por qué entras así.? Tu mamá no está
- Jejeje, verdad, tienes razón - Respondió Amir avergonzado.
- Vamos partamos por la mesita de noche

Comenzaron a dar vuelta todo, desordenandolo todo, pero no encontraron nada.

-Tal vez tu madre se lleva sus secretos con ella cuando viaja.
-No lo se. Nunca, hasta ahora, me había atrevido a hurgar entre sus cosas.

Sentados a los pies de la gran cama, comenzaron a observar el lugar y a pensar en qué espacio no habrían revisado aún.

La habitación estaba poco iluminada, olía mal, como a encierro y basura descompuesta. En un lado de la cama había un gran espejo dorado que colgaba de la pared y en el cual se reflejaba casi todo el lugar. Al lado se encontraba la gran sala de baño que incluía un jacuzzi con dimensiones gigantescas.

Mientras observaban, Sofía pensaba en los lujos que había visto en aquella mansión desde la entrada y trataba de quitar de su mente imágenes en las que aquella mujer golpeaba a un pequeño Amir tierno y asustadizo.


Sofía pensaba que era una paradoja el hecho de que quienes más tienen y por ende, más protegidos debieran estar y sentirse, a veces son los más débiles y dañados. Por guardar las apariencias, por vergüenza.

Todos los secretos que pueden llegar a esconder aquellas lujosas propiedades que muchos podrían llegar a envidiar; era difícil poder imaginar las cosas que tras aquellas paredes podrían estar sucediendo.

Sofía estaba concentrada en sus pensamientos observando el lugar, no se había dado cuenta en los ojos de Amir quien hacía rato la venía mirando fijamente. De pronto, sus miradas se encontraron. Sus corazones latieron fuertemente y sin pensarlo dos veces Amir acercó sus labios a los de ella besándola suavemente intentando no cerrar los ojos. No quería perder detalle de su rostro.

Pronto sus manos volaron hacia el rostro de Sofía atrapándolo y aferrándose contra su cuerpo con fuerza.

Sofía no podía dejar de pensar. Su cabeza volaba a mil por hora. Esos besos y caricias no los había sentido jamas. Ni siquiera los tuvo cuando se sintió tan enamorada de aquel hombre que le había provocado mucho dolor años atrás y a quien le había entregado su alma para luego devolvérsela hecho un guiñapo sucio y destrozado.

Ella lentamente abrió los ojos al sentir que aquellas manos tan tibias y grandes comenzaban a bajar por su cintura temblorosas. Sospechó cual era su objetivo y tuvo miedo. Vio su figura y la de él reflejadas en el gran espejo...

- ¡Amir!, ¡detrás del espejo!
- ¡Sofía! ¡Cómo! ¡¿Qué?!
- Disculpa, es que recordé una película en la que la protagonista escondía sus secretos detrás de un gran espejo.

Amir, no podía creer lo que le estaba pasando. Aun agitado, se acercó hasta el espejo intentando moverlo. De repente sintieron que algo pesado caía tras de el.

- ¡Sofía!  ¡Acá hay algo!
- ¡Mira!, son fotos. ¿Esa es tu madre?
- Si, es ella. Así solía ser
- Era bien guapa - Sofía entendió de quien había heredado aquellos ojos que la envolvían mágicamente cada vez que él la miraba.
- Lo era. Mira esta, así más o menos está ahora.
- ¿¡En serio!? ¿Es la misma?
- Si. Así la podrás ver ahora.
- ¡Pero que maltratada!. Se ve muy vieja
- Espera, mira. A este no lo conozco.
- Dale vuelta. Siempre dice algo detrás de las fotos viejas.
- Acá hay otra Sofía, es de un diario, dice: "Rico príncipe árabe vacaciona en Costa nacional":
"El multimillonario príncipe del sultanato de la isla de Birelaahiun, Amir Ghazi Bin Aziz, se encuentra de visita en nuestro país al cual llegó ayer en su lujoso Boeing 747 acompañado de 48 personas para hospedarse en uno de los hoteles de su propiedad.

De repente escucharon ruidos en la parte baja de la casa .

- ¡Por fin llegamos!. Estoy agotada

Sofía y Amir se miraron llenos de pánico.

- ¿Qué hacemos? - dijo bajito Sofía
- Espera, ven

Amir la tomó de la mano, abrió muy despacio la puerta de la habitación. Quiso dirigirse a la de él, que estaba al final del pasillo, pero antes que pudiera poner un pie fuera sintió que se acercaban lentamente subiendo por las escaleras.

- Quiero sacarme esta ropa. Me siento sucia - dijo Olivia
- ¡Rápido! Por la ventana - susurró Amir
- ¡Las fotos! - dijo Sofía ahogando un pequeño grito 
- Anda ve, yo te sigo - dijo Amir dejándola en el balcón e indicándole por donde debía continuar para llegar hasta su habitación. Pero Sofía estaba paralizada por el miedo. Sus piernas no le respondían y sólo pudo agacharse y esconderse tras una frondosa "chiflera" que decoraba el lugar.

Rápidamente el volvió  a dejar las fotos tras el espejo y corrió a esconderse junto a Sofia justo en el instante en que Olivia entraba a su alcoba.

Al entrar, Olivia se sentó sobre su cama, se sacó los zapatos y se dirigió hasta el baño. Antes de entrar le extrañó ver las ventanas del balcón abiertas. Se acercó, salió hacia al exterior, miró para todos lados y luego volvió a entrar cerrando la ventana tras de ella.

Afuera, Amir abrazaba fuertemente a Sofía. No supo por qué tuvo el impulso de protegerla con su cuerpo de algo o de alguien. Juntos, con los ojos cerrados retenían la respiración en sus estómagos y su corazón parecía paralizarse en su pecho.

Luego de unos minutos se escuchó que cerraban una puerta con un fuerte golpe. Sofía se atrevió a abrir los ojos y pudo ver su cuerpo completamente cubierto por el de Amir. Su corazón pareció recobrar fuerzas y comenzó a latir fuerte nuevamente. Normalmente lo veía tan frágil y ahora estaba ahí tan alto y fuerte que se sintió conmovida y tan protegida como nunca antes lo había estado.

- Parece que ya se ha ido - susurró bajito
- ¿Eh?  - Amir abrió los ojos y la fue soltando lentamente

Su piel estaba completamente erizada, su vista nublada y sus piernas parecían de lana. No recordaba haber sentido tanto miedo en toda su vida. Su único pensamiento era el de tener que protegerla sin importarle de quien. Él la cuidaría toda la vida.

- Si, tienes razón. Vamos. Desde acá podemos ir hasta mi habitación sin tener que entrar nuevamente a la casa. Ahí estaremos a salvo. Nunca entra aquí, después de aquella ocasión.


Amir no quería soltarla. La guió por los balcones que separaban la alcoba de su madre de la de él y una vez ahí se recostaron sobre la cama agotados.

Mientras, Olivia y Miranda se juntaban en el bar del salón a comentar detalles de la fiesta de compromiso

- Olivia, no puedo creer que ya falte tan poco
- Si, a mi también me cuesta creer que ya estemos tan cerca - Respondió Olivia con la mirada perdida, inhalando un delgado cigarrillo mientras sorbía un vaso de whisky.

- ¡Este teléfono!. Que rabia. Tu hijo no ha respondido ninguna de mis llamadas.
- No te alteres. Ambas sabemos que en cualquier momento deberá aparecerse por acá.
- Seguramente anda mezclándose con esa gentuza de la facultad.
- ¿Cómo es eso? ¿No que no tenía amigos?
- No los tiene. Sólo que hace un tiempo fuimos a una fiesta y...
- ¿Qué pasó Miranda?  - preguntó Olivia clavándole una mirada feroz.
- Nada serio. No te preocupes. Sólo que lo he visto conversando con la vulgar y estúpida de la biblioteca.
- ¿Y quien es ella?
- Nadie. Nadie de quien debamos preocuparnos

Pero Olivia no quedó tranquila y comenzó a preguntar más detalles acerca de Sofia y su amistad con Amir.

Mientras, Amir y Sofia se miraban tendidos sobre la cama sin decirse nada.

- Debo volver allá y hacer como si nada - dijo Amir agachando la mirada
- Si, tienes razón, pueden comenzar a sospechar.
- Miranda no ha dejado de llamarme al móvil y dejar mensajes amenazantes.
- Ok, me llevo estos papeles y te cuento lo que descubra
- ¿Qué te llevas? Las fotos las volví a colocar tras el espejo
- Lo se. Me quedé con el recorte del diario
- No lo notará
- ¿Qué cosa?
- Que falta ese papel
- No lo se. Esperemos que no. No se. Tu la conoces. ¿Será tan obsesiva que vea esas fotos todos los días?
- No lo creo. Ella se acuesta siempre borracha. Tal vez hasta ya ni recuerde que tiene esas cosas escondidas en ese lugar.

Sofia sabía que debía marcharse luego pero no quería hacerlo. Amir tampoco quería volver a su realidad. Sólo quería quedarse así como estaban hasta ese momento. Observándose sin decir nada. Con las manos tomadas y sus corazones latiendo fuerte.

- Debo irme - dijo al fin ella
- Lo se
- ¿Nos veremos mañana?
- Hecho

Amir la ayudó a incorporarse. Caminaron juntos hasta el balcón. Una vez afuera Amir se acercó hasta ella dándole un casto beso en la mejilla.

- Espero que esta sea la única vez en que tengas que salir de mi casa de esta manera
- Chau - dijo Sofia - no me acompañes, ya conozco la salida. Te pueden descubrir
- Pero...
- Pero nada. Déjame aquí y ve a distraerlas mientras yo veo como salgo de aquí 
- Tienes razón. Pero es que no quiero que te vayas.
- Vamos, tú puedes contra ellas. No lo sabes aun pero tienes una gran fortaleza interior y contra eso nadie te puede derrotar.
- Tu me das esa fuerza. 
- Te equivocas. Ha estado siempre dentro de ti. Sólo faltaba darle un pequeño empujoncito para que la pudieras notar. ¡Y....ya me voy!
- Chau - Dijo Amir soltándola de entre sus brazos y sintiendo que quedaba un poco vacío sin ella.

Ahora le tocaba enfrentar a esas mujeres. 

Una vez que divisó la figura de Sofia fuera de peligro. Entró nuevamente hasta su habitación y caminó hacia la puerta. El temor palpitaba dentro de su ser; pero esta vez no se permitiría sucumbir ante los aterradores ojos de su madre y la vocecita estridente de Miranda.




(20/04/2010)

Continuará



jueves, enero 23, 2014

SÓLO ABRÁZAME / 3. LA SANACIÓN



Varias semanas habían pasado desde que Sofía y Amir tuvieron aquella primera conversación. Ella sabía que estaba estudiando mucho y yendo al gimnasio a darle de golpes al saco de boxeo.
Su hermano Pedro, le había contado que en su primera clase fue casi como una catarsis para Amir.

- Fue increíble hermanita. Fíjate que comenzó a darle pequeños golpecitos a la bolsa de box mientras yo le decía que se imaginara que era su peor enemigo. El cambio fue radical. Cualquiera sin experiencia no mueve así ese saco ni un milímetro. El hombre tiene mucha fuerza en los puños o mucha rabia acumulada desde hace tiempo.

Sofía escuchaba atenta a Pedro imaginándose la situación y queriendo poder estar ahí para observarlo.

- ¿Y qué días entrena?
- Los lunes y los viernes en la mañana.
-  Ah. Justo los días que tengo turno en la biblioteca.
- Pero también va a veces los sábado bien temprano - dijo Pedro sonriéndose.

Al sábado siguiente Sofía salió detrás de su hermano hacia el gimnasio donde entrenaba Amir. Se escabulló de las miradas de la gente y escondida tras unos bultos esperó paciente para velo entrar.

Cuando él llegó, a Sofía pareció saltarle el corazón y pensó que incluso podrían haber escuchado sus fuertes latidos.

Amir desnudó su cuerpo de la cintura hacia arriba, se puso los guantes de box y comenzó a golpear aquel saco.

Sofía seguía con la mirada cada uno de los movimientos que él hacía. A los ojos de ella, Amir tenía un bello cuerpo. Desde ese punto podía distinguir un poco mejor todas las características en las que no había reparado con anterioridad y que de alguna manera habían llamado su atención.

Su tez era muy morena, lo que hacía resaltar aún más sus oscuros ojos verdes que se escondían tras una tupidas y largas pestañas. Eso era lo que había llamado su atención la primera vez que lo vio. Ahora recordaba la sensación de estremecimiento que tuvo al verlo. La misma que estaba sintiendo en ese momento, cuando lo tenía tan cerca que casi podría llegar a sentir su piel, su calor y su aroma.

Cuando se pudo dar cuenta de que desde donde estaba escondida podría ser descubierta con alguna facilidad, tuvo miedo y quiso salir corriendo del lugar. Pero al huir tropezó y cayó muy fuerte golpeándose una de sus rodillas.

Todos en el gimnasio se dieron cuenta del ruido y fueron a mirar.

Ahí estaba Sofía, bochornosamente tirada en el suelo abrazando su rodilla golpeada.

- ¿Pero qué haces aquí?- dijo Pedro.
- Vine a verte porque... ehhhh, se te quedaron unas cosas en la casa.- Pedro entendió y le siguió el juego a su hermana mientras Amir se acercaba a ella y la tomaba en sus brazos para subirla a una camilla que había ahí cerca.

- ¿Estás bien? ¿te rompiste algo? - Preguntó él
- No, gracias, sólo fue un duro golpe. Nada serio. Y..... ya me iba, solo vine a dejarle unas cosas a mi hermano.
- ¿Quieres que te acompañe? ¿puedes caminar?
- Sí, creo que puedo. Déjame ver.

Sofia se puso de pie y de inmediato se lamentó por el golpe recibido.

- Vamos. Es mejor que te apoyes sobre mi espalda.Yo te llevo hasta tu casa.

Amir se agachó delante de ella y la animó a que subiera sobre su espalda. Ella titubeó por unos segundos, pero luego se animó a subir aferrándose fuertemente de su cuello y cruzando sus piernas alrededor de su cintura.

-Ok. Gracias - dijo, esbozando una tímida sonrisa, sintiendo el calor de Amir traspasando sus ropas hasta llegar a su piel.
- Pedro yo la dejo en tu casa ¿está bien?
- Ok.. ¡Confio en tí!

Amir caminaba lento. Sofía no pesaba mucho para sus fuertes brazos; era sólo que quería disfrutar de aquel momento. Jamas nunca antes había sentido el cuerpo de una mujer tan cerca del suyo. Nunca antes había sido abrazado como lo estaba siendo en aquellos preciosos momentos.

Ni su propia madre le había brindado una sola muestra de cariño ni de afecto y ahora, ese instante para él se convertía en algo mágico.

Tragó saliva cuando su cuerpo se enteró de que aquellos pequeños bultos que sentía sobre su espalda eran, con toda seguridad, los pechos de Sofía. Al percatarse al fin de aquello, apuró la marcha. Sus pensamientos se volvieron un poco locos y en lo único que pensaba era en llegar pronto hasta su auto para alejarse de aquella sensación que lo había comenzado a agobiar.

Una vez en el auto, ninguno de los dos emitía palabra. Hasta que Sofía rompió el hielo.

- ¿Por qué te llamas Amir?
- porque mi papá era árabe
- ¿En serio? 
- Sí, al menos eso me ha contado mi madre.
- ¿y por qué "era"?
- Él murió...
- ¿Lo conociste?. ¿Cómo era?
- No. Nunca lo he visto
- ¿Ni en fotos?
- No

Sofía entendió que no debía seguir preguntando por ese padre ausente a quien imaginó muy guapo, como veía que era su hijo.

- Ahh... Y tu madre.. ¿vives con ella?
- Mmm. Pero es como si viviera sólo. Nunca está. Siempre anda viajando. Hace poco que llegó de uno de sus viajes. pero ya se fue nuevamente... con Miranda.
- ¿Con Miranda?
- Si. Se fueron de compras
- ¿Para lo de tu compromiso?
- Eso creo.
- ¿Y te vas a casar?

Un largo silencio se hizo luego de aquella pregunta.

-... Llegamos - dijo, estacionando su pequeño automóvil en la entrada de la casa de Sofía y bajándose rápidamente para ir a abrirle la puerta y ayudarla a bajar.

A Sofía ya no le dolía tanto la rodilla pero de todas formas se quejó para que Amir le ofreciera sus brazos  nuevamente para llevarla hasta dentro de la casa.

- No me respondiste. ¿Te casarás con esa loca? ¿ No están demasiado jóvenes para eso?
- Sofía, debo agradecer tu ayuda y la de tu hermano. Mi vida ha sido tan distinta desde que ustedes llegaron
- No me contestaste aun.
- Es que tu no sabes
- ¿Qué es lo que no se? dime

Sofía se acercó demasiado a Amir. Él la miró con dulzura comenzando a respirar muy agitado.

El ambiente se llenó de una energía extraña. Amir no lograba despegar su mirada de aquellos ojos y esa boca que lo invitaba a entregar su alma.

Amir se acercó un poco más a ella. Sus manos,  que antes pesaban una tonelada, lograron desprenderse del miedo y comenzaron a subir hasta tomar el rostro de ella. Acarició sus cabellos para luego besar su frente. Ambos sintieron el estremecimiento y comenzaron a tener sensaciones y emociones que nunca habían  imaginado que podrían existir

Sofía acercó su boca a la de él cerrando los ojos para que nada interrumpa aquel maravillosos momento. Pero Amir esquivó ese beso y en cambio, la abrazó fuertemente. 

- Sólo abrázame por favor - dijo susurrándole al oído a punto de descontrolarse
- ¿Estás bien?
- Si, si. Es solo que.....debo irme

Amir sentía que debía alejarse de ella para protegerla de él mismo y de toda su inmundicia. Sofía pronto reaccionó saliendo tras él.

Al salir lo encontró con la cabeza pegada en el volante. Sofía subió al auto. Amir la miró con los ojos rojos .

- ¡Ayúdame por favor!. Ya no puedo más con todo esto.

Sofía lo abrazó fuertemente.

- No sabía que un abrazo podía sentirse tan perfecto - dijo Amir sonriendo
- Cuéntame. Para poder ayudarte necesito que me digas qué sucede. 

Ambos volvieron dentro de la casa. Amir se acomodó en el sofá junto a Sofía tomando su mano con algo de inseguridad.

-Mi madre nunca me ha querido ¿sabes?. Soy un hijo no deseado. Toda la vida me ha hecho daño. La historia que te conté de mi padre, es falsa. Es lo que ella me contó cuando tuve edad para preguntar por él. Peo yo se que él no murió. Está vivo. Sólo que no se donde puede estar.

Sofía no podía creer que una madre no pudiera querer a un hijo. Ella creció con tanto amor y atenciones que le era casi imposible entender como se podría sentir Amir. Además, se lo imaginó siendo un niño tan adorable que sólo pudo pensar en que aquella horrible mujer no podía ser si no que algo peor que la bruja más mala de todos los cuentos de su infancia.

- Mi madre fue abandonada por él y quiso deshacerse de mi cuando se enteró que me esperaba. Pero no pudo. No se qué extraño acontecimiento hizo que todo lo que tomó no hiciera efecto y muy a pesar suyo, nací. Ella ha volcado toda su rabia y su odio contra mi. Ya no tengo fuerzas para seguir soportando esto.

Amir respiró profundo. Sintió que su corazón se aceleraba por lo que aún tenía que confesarle a ella, pero continuó su relato.

-Ella bebe ¿sabes? Bebe mucho y cuando lo hace, me golpea. Eso ha sido así desde que tengo uso de razón.

Sofia no podía creer lo que estaba escuchando.

- ¡Pero cómo!
- Espera. aun hay algo más
- ¿Qué puede ser peor que lo que me acabas de contar?
- Ya estoy aquí, ya comencé a hablar. Debo terminar.
- Si no quieres, no tienes por qué hacerlo. Yo entiendo.

Pero Amir continuó.

- Cuando tenía 15 años, mi madre llevó a Miranda hasta mi habitación diciendo que ya era hora que me hiciera hombre y me obligó a tener sexo con ella. Como me rehusé; entre las dos me ataron a la cama y me dieron de beber mucho alcohol mezclado con algo más. Nunca supe qué.
Lo único que recuerdo luego, es que desperté bañado en sangre y que me llevaban de urgencia a la clínica.
Mi madre estaba completamente borracha y Miranda no aparecía por ningún lado.

- ¿Te hirieron en algún lado? - exclamó Sofía asustada, tocando su pecho instintivamente.
- No. Eso fue lo más extraño. No era mi sangre la que estaba por casi todos lados.
- ¿Y entonces?
- La policía hizo preguntas pero yo ni mi madre supimos qué decir. Al final, los contactos de ella hicieron que todo quedara en nada. Desde esa fecha hasta hoy Miranda me tortura diciendo que yo me comporté como una bestia y que le hice mucho daño.

- ¿Por eso dejas que te golpee?

Amir no respondió

- ¿Y lo hiciste? ¿Le hiciste daño a esa chica?
- ¡No lo se! No recuerdo nada de aquella vez. Tengo sólo imágenes difusas. Un cuchillo. ¡No se!. Sólo se  que yo jamás me habría acercado a ella. Me provoca sólo repulsión y no puedo evitar odiarla.
- Esa palabra es tan... tan terrible Amir.

Sofía sintió que su corazón se congelaba. Ella no concebía odiar a las personas. Podrían no ser agradables para ella y con eso bastaba para simplemente evitarlas. Pero de ahí al sentimiento más dañino que existe según su percepción; le costaba imaginar que alguien pudiera albergar tal emoción y menos Amir.

- Entre ella y mi madre amenazaron con acusarme de violación si no accedía tranquilamente y sin reclamar al asunto del matrimonio y a la firma de unos misteriosos papeles.

Sofia no decía nada. Se había levantado del sofá y miraba por la ventana. Afuera había comenzado nuevamente a llover.

- Sofia no quiero hacerte daño
- Amir, necesitas que te vea un psiquiatra. Con todo lo que me has contado no se como no has parado en un hospital para enfermos mentales. Ese par te cagó la vida
- ¿Eso quiere decir que crees en mi?
-  Me basta ver tus ojos para saber quien eres.

Amir estaba muy emocionado. Nunca pensó que al quitarse parte del peso de su historia de encima, se sentiría tan aliviado y comprendido.

- Pero mi destino está en las manos de ellas.- pensó en voz alta
- ¿Cuando vuelve el par de locas?

Amir se atrevió a sonreír y la miró con dulzura

- Como en un mes más creo
- Tenemos tiempo. Necesitas una terapia urgente, no te preocupes, no estás solo. También buscaremos a tu padre. Si está vivo, lo encontraremos.

Amir abrazó con fuerza a Sofía. Sentía que con ella a su lado no volvería a sentirse solo y lleno de miedo nunca más.

- Pero, dime algo. ¿Por qué nunca habías pedido ayuda antes?
- Mi madre dice que es mi destino. Que estoy maldito y que debo aceptarlo sin alegar
- Estás de verdad muy herido
- Por favor no me tengas lástima
- No es eso lo que siento precisamente Amir -  Pensó Sofía, mirándolo fijamente y ahogando el dolor que sentía en su garganta.
- Confía en mi - dijo ella, besando su mejilla.



(Escrito el 07/04/2010)
Continuará

miércoles, enero 22, 2014

SÓLO ABRÁZAME / 2. LAS HERIDAS




Llevaba poco tiempo trabajando en la facultad. Ella estaba a cargo de la biblioteca, lugar que le encantaba. Sofía era una devoradora de libros.

Desde muy pequeña su padre le había inculcado el hábito de la lectura, por lo que cuando su hermano Pedro le contó de la vacante ella postuló de inmediato y obtuvo el trabajo.

Pedro llevaba ya algunos años ahí como profesor de Educación Física. Era un tipo muy querido por todos. Se destacaba por ser muy carismático y divertido.

Pasaron varios días en que Sofia intentaba dibujar la figura de Amir en su memoria para poder ubicarle dentro la facultad pero le costaba recordarlo. 

Aquella noche no había luna y la calle estaba muy oscura.

Recordaba que tenía cabellos oscuros y piel morena. Era de contextura delgada y muy alto. Sofia creía recordar haber distinguido alguna característica especial en él pero no lograba enfocarla.

Lo buscaba por los pasillos, en los patios, cafetería, pero nada. Llegó a pensar incluso que Miranda lo había matado a golpes.

Pero Amir si iba a estudiar. Llegaba muy temprano y se dirigía de inmediato a su aula, sin ver ni hablar con nadie. Las miradas curiosas de sus compañeros le hacían daño y mientras pudiera evitarlas lo haría.

Cubría su cabeza con un jokey y sus ojos con grandes lentes oscuros, a pesar de que algunos días estuviera lloviendo y no hubiera nada de sol.

A ratos se escapaba de sus obligaciones e iba a buscar entre la gente a Sofia. Pero él sólo la observaba a escondidas. Sentía vergüenza de lo que ella pudiera pensar después de lo que había pasado.

Una tarde en que Sofía iba camino a buscar a su hermano, logro distinguir entre la gente una silueta que le pareció familiar y algo extraña. Era la de un chico con jokey y lentes oscuros que estaba protegiéndose del viento y la lluvia que a esa hora caían copiosamente sobre los prados.


Al verlo tuvo el impulso de correr hacia él y así lo hizo.

- Hola.
- Eh.. hola - dijo al fin Amir intentando no darle importancia al encuentro
- ¿Cómo has estado?
- Bien, gracias ¿y tu?
- Yo bien. Te había tratado de ubicar para saber como estabas.

Amir avergonzado, agachó la cabeza 

- He estado bien. Gracias

- ¿Oye, qué lees? 

Sofia tomó el libro que tenía en las manos Amir y leyó "Papá o el Diario de Alicia Mir"

- ¡Hey!. Es uno de mis libros favoritos - exclamó - Vicente Huidobro - es genial
- En serio. ¿Ya lo has leído?
- Si. Me encanta. - dijo ella entusiasmada - Recuerdo un párrafo que se me quedó grabado por harto tiempo en la cabeza desde que lo leí. Dice algo como: "Cuando nos damos cuenta de que estamos suspendidos en un hilo sobre la desgracia, ¿Cómo no sentir la sensación de cortar ese hilo...?

Sofía no podía despegar sus ojos de aquellas negras y tupidas pestañas que insistentemente esquivaban su mirada mientras esperaba ansiosa alguna respuesta a su declamación.

- "Hay personas condenadas a la desgracia..- dijo Amir cabizbajo y antes de terminar la frase Sofia lo interrumpió.

-"...por tontas, por porfiadas, por taimadas..."-

Ambos se miraron y sonrieron. Un silencio cómplice se hizo en aquel momento.

La lluvia iba de apoco cesando y el viento jugaba con sus cabellos.

- ¿Por qué se lo permites?, preguntó Sofia.

Amir miró al cielo, respirando profundo y luego agachó la mirada.

- Disculpa, no quise ser impertinente - dijo Sofia.
- No, está bien. Es sólo que nunca he hablado con nadie de este tema.
- Si no quieres...
- Soy un cobarde - le interrumpió - Un cobarde que no sabe defenderse de los golpes de una mujer.
- Yo creo que si sabes, sólo que tienes miedo.
- Si, puede que tengas razón.
- ¿Sabes?, todos de alguna forma estamos rodeados de miedos y temores que no nos dejan crecer ni avanzar. Nos paraliza y nos estancamos. Por eso es importante poder enfrentarlos y vencerlos. ¿Por qué no te inscribes en el gimnasio donde trabaja mi hermano?. Eso te ayudaría a enfocar tus sentimientos de rabia, dolor y miedo en otra cosa.

Amir la observaba con toda atención mientras ella hablaba. La oía pero su voz era lejana. Sus sentidos estaban puestos en los ojos de ella, su boca, su cabello rojizo. Le temblaban las manos por querer acercar esa piel tan blanca hacia él y besarla. Pero el miedo. Siempre el miedo.

- ¿Me estas escuchando?. ¡Qué pesado!. Yo hablo y hablo y tu no estás aquí.
- Disculpa, estaba pensando en lo que decías del gimnasio.
- Si, siento que eso podría hacerte bien. Y así aprovechas de ejercitar esos músculos en reposo que debes tener por ahí.

Amir sonrió avergonzado

- A Miranda y a mi nos comprometieron para casarnos desde que tengo uso de razón - dijo de repente. Sorprendiéndose de sus propias palabras. 

Él era muy reservado. No tenía amigos ni nadie con quien hablar pero ahora se sentía cómodo y algo le decía que podía confiar en aquella muchacha pecosa y alegre que no paraba de hablar y de mirarlo tan directamente, que lo hacía temblar.

- ¡En serio! ¡Pero si eso es de la prehistoria!.
- Si, lo se
- ¿Y tu lo aceptas? ¿La quieres?  o.. ¿la amas?

Amir quiso decir que la odia, que los odia a todos, pero esos sentimientos estaban reprimidos.

- No - dijo - no la amo
- Entonces ¿por qué simplemente no rompes el compromiso y te vas?
- Tu lo dijiste hace un rato. Miedo
- ¿Pero miedo a qué? ¿a tu madre?
- No la conoces
- Pero es una madre y ellas siempre quieren los mejor para sus hijos
- Esta no

Sofía podía observar lo solo y triste que se sentía aquel muchacho y quiso abrazarlo pero de poder acercarse un poco más hacia él se escucharon los gritos de Miranda que corría hacia ellos como una loca, casi cayéndose en el prado húmedo

- ¡Amir!, ¿dónde has estado?
- ¡Miranda!
- Si, yo. ¿No quedamos en que me acompañarías a hablar con mis padres para finiquitar lo de la fiesta de compromiso?
- Lo olvidé
- Seguro, si te lo pasas hablando con estos seres inferiores. 
- ¡Miranda no seas grosera!
- ¿Grosera yo?
- Grosera y ordinaria - dijo Sofia en voz baja pero esperando ser escuchada.
- ¡Ordinaria! Quién te crees - gritó Miranda enfurecida abalanzándose sobre Sofía para darle una feroz bofetada, pero en fracción de segundos Amir la detuvo, tomándola firme y fuertemente de la muñeca.
-¡Cálmate Miranda, déjala en paz!. ¡Vamos!.

Miranda no podía creer que Amir la hubiera detenido. Quedó paralizada y su única reacción fue mirarlo incrédula para luego seguirle los pasos mientras él tiraba de su muñeca con firmeza y mucha fuerza. Una que no sabía que tenía hasta ese momento.

Sofía los observaba alejarse mientras una sensación de rabia y dolor se instalaba en algún rincón de su corazón y la lluvia de otoño volvía.




Continuara....

SÓLO ABRÁZAME / 1. LOS GOLPES




Amir no quería salir esa noche. El sólo pretendía quedarse en casa, como siempre. Tal vez leyendo algún libro o estudiando para el día siguiente. Pero sabía que Miranda no lo dejaría en paz hasta que aceptara acompañarla a aquella fiesta.

Ella sabía que Amir no tendría el suficiente carácter para decirle que no.

Miranda era así. Una chica mimada. Hija única de un banquero y una actriz de poca monta. 

Ellos se comportaron como los típicos padres que  pensaban que llenando a su hija con regalos y diciéndole a todo que sí, acallaban su conciencia cada vez que esta les gritaba que lo que la niña necesitaba era a ellos. Sólo el tiempo les hizo descubrir al pequeño monstruo que habían formado.

La madre de Amir y los padres de Miranda comprometieron a sus hijos para casarse desde que ellos eran muy pequeños, ya que las fortunas de ambas familias debían quedar a buen reguardo y qué mejor que quedara todo entre "amigos".

Amir salió aquella noche sin decir nada. Miranda tomó de su mano y lo llevó hasta la fiesta que daban en la Facultad con motivo del fin del semestre.

Al llegar, ella saludó a sus compañeros y al poco rato se olvidó de Amir dejándolo solo junto a la barra.

Amir sabía que eso sucedería. Siempre es así cuando salen.

Él sabe que Miranda no tiene amigos pero ella cree que por el hecho de que la vean llegar acompañada se vuelve importante, haciéndoles creer que no está del todo sola. 

- Ven Amir, vamos a bailar
- Tu sabes que no sé bailar
- No me importa, todos están bailando. ¡Vamos!

Lo tomó del brazo y lo tironeó hasta la pista donde todos estaban riendo y cantando muy alegres.

- Vamos Miranda, yo no se bailar. Estamos haciendo el ridículo  - dijo Amir en voz baja al ver que todos se alejaban de ellos y los observaban con recelo.
- No me voy. Qué se creen estos  ¡¿no saben quien soy?!

Un poco más lejos había una pareja riendo y bailando, ajenos a todo lo que ahí sucedía y Miranda, ciega de rabia, al ver que Amir distraía su atención para verlos, le dio vuelta la cara de una bofetada.

-¡¿Qué tanto les ves a esos!?. 

Amir, con la mirada perdida en el suelo y su mano en la mejilla golpeada no dijo nada. Con el pecho apretado, sintiendo todas las miradas sobre él, y algunas risas burlonas también, simplemente salió caminando lentamente del lugar. 

Las luces, el humo del cigarro, las risas, la música; todo se volvió una pesadilla. Amir sólo deseaba estar solo en su casa y en cuanto sintió que ya Miranda quedaba atrás,  corrió hasta la puerta del local pasando a llevar a la pareja que ocasionó esta situación.

- ¿Estás bien? - preguntó la chica, tomándolo por el brazo.

Amir levantó la mirada al sentir como su piel se erizaba al contacto con aquella pequeña mano sobre su cuerpo  pero no alcanzó a decir ni media palabra cuando vio que Miranda se dirigía hacia ellos con los ojos rojos de rabia.

-¿Y tú quien eres? 
-Déjala Miranda, no te ha hecho nada
-Acabo de ver que ha puesto sus ojos en algo que es mio y tu sabes bien que eso no lo soporto. Ve saliendo de mi fiesta rotita.
-Rotos estarán tus calzones, ¡idiota!- alcanzó a gritarle ella antes de que saliera del lugar.
-¡Miranda!. Esto ya ha sido suficiente- Amir la tomó del brazo y se la llevó fuera.
-Espérame aquí Pedro, tengo que saber que es lo que pasa
-No Sofía, esa mina es peligrosa. No vayas....¡espérame!

La escena que tuvieron que ver Sofía y Pedro, fue de lo mas triste que pudieron imaginar.

Miranda estaba golpeando una y otra y otra vez a Amir. Le daba bofetadas, le tiraba el cabello, le arañaba la cara y él sólo le intentaba alcanzarle las manos para tratar de esquivar sus golpes.

- Pobre hombre - dijo Pedro
-¿Lo conoces?
- Solo de vista. Es uno de los mejores alumnos de la facultad. Siempre anda solo y callado,
- ¿Pero por qué no se defiende?. ¡Qué rabia con la tipa esa!
- Si, es de lo peor. Nadie la quiere. No se como él la puede soportar.

Sofia y Pedro continuaron observando la escena desde la oscuridad.

Eran las 3 de la mañana cuando Amir recién llegaba a su casa. Entró en su habitación, se fue directo al baño, abrió la llave del agua caliente. Se despojó de todas sus ropas con cuidado. Los rasguños y los golpes estaban en casi todo su cuerpo.

El agua en la bañera hervía. De a poco, Amir fue sumergiendo su cuerpo en el calor húmedo del agua, sintiendo el dolor de las heridas que Miranda le había provocado una vez más. Pero el dolor más profundo lo llevaba en su alma desde que nació.

Cerró los ojos por unos instantes y recordó esa pequeña y tibia mano que tomó de su brazo hacía tan sólo algunas horas atrás. Intento recordar una mirada, una boca; pero no había nada. Sólo una emoción extraña que no alcanzaba a reconocer.





Continuará....

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