viernes, junio 10, 2011

CIEGA OBSESIÓN - Deseo de Sangre y Poder (Cap. 23)


Hacía casi 3 meses que Isidora había sido obligada a volver a casa de su madre y desde entonces no había tenido contacto con nadie más que con Gioconda y Julian.

Ni siquiera los empleados tenían acceso a su habitación. Nadie debía enterarse de que ella estaba ahí.

Sharon, quien se había convertido en algo asi como su mejor amiga desde que Gabriel había partido, estaba desesperada. Hacía meses que intentaba contactarse con ella sin poder conseguirlo. 

Gioconda había dado ordenes de que le lanzaran a los perros si la veían merodear el lugar. Sharon sabía como llegar hasta Isidora, el problema era que no podía hacerlo sola.

María y Bernardo, por su parte, intentaron en reiteradas oportunidades convencer a Gioconda que les dijera donde y cómo se encontraba Isidora, pero ésta se había convertido en una celadora feroz. 

Julian, su familia y los "hermanos" no le perdonarían jamas el que Isidora y el hijo que llevaba en su vientre escaparan de su encierro. 

-Eso sería el fin para todos nosotros - le habían dicho - y Gioconda, consciente de todo aquello mantenía encerrada a su propia hija intentando no pensar en el destino que le esperaba.
-Asi debe ser - pensaba al verla - Ese matrimonio y ese hijo es un error. ¡¡No debimos permitirlo nunca Ignacio!!

Pero Ignacio hacía meses que ya no estaba con ellas. Su muerte la había dejado en la más absoluta soledad y sentía que si no respetaba lo dispuesto por la Congregación, caminaría a la deriva por toda la eternidad.

-Mi hija estará mejor junto a su madre - les había dicho a María y a Bernardo la última vez que ambos intentaron verla.
-Pero ella no se encuentra bien. Necesita cuidados de un profesional - insistió María
-Está siendo atendida por los mejores, no se preocupe - respondió Gioconda cerrando la puerta tras de si.
-¡Bernardo! qué más podemos hacer - exclamó ella con desesperación
-Creo que ya es tiempo de que el padre de ese bebé oiga todo lo que tengo que decirle - dijo Bernardo con voz grave
-¡Pero cómo! Si en todos estos meses Gabriel no ha querido que le hable de ella. Tu eres testigo de que me cuelga el teléfono cada vez que le menciono su nombre - sollozaba María
-¡Y a mi no ha querido darme su correo electrónico ni su dirección!. Se volvió loco ese hombre - Dijo Bernardo, mientras conducía hacia la casa de María
-Sabemos que está bien solo porque es él quien nos llama. ¡El debe saber Bernardo, o si no creo que esa chica morirá de pena. Y el bebé... Mi nieto. ¿¡Qué va a ser de él?!
-No te angusties María por favor. Esto no puede seguir así. Mañana mismo viajo a Europa ¡¡y me lo traigo de las orejas si es necesario!!

María y Bernardo se abrazaron con fuerza. Acababan de llegar a casa de ella. Desde hacía tiempo que ambos habían dejado de ser simplemente amigos. María se sentía muy segura y protegida al lado de Bernardo, mientras que él sentía que podía volver a amar con intensidad y pasión otra vez.

-¡¡Señora Mary, señora Mary!! - gritaba Sharon mientras corría - ¿supo algo de la rucia?, ¿la pudo ver?
-No Sharon. Nuevamente nos cerraron la puerta en la cara
-Pero seño, la rucia ya está por cumplir 7 meses de embarazo. El crío puede nacer en cualquier momento. Y ella no está bien de la cabeza... usted sabe.
-Si Shraon, lo sabemos. Ella quedó en estado de shock luego de la partida de Gabriel. Solo él podrá salvarla- dijo Bernardo
-Yo se como sacarla de ese lugar. Ella misma me lo dijo cuando aun no la perdíamos - dijo Sharon 
-Si lo sabemos, ya nos contaste, pero ni tu ni nosotros podemos arriesgarnos ni arriesgarla a ella a algo así. Es muy peligroso. Sólo Gabriel...
-¡¡Ese weón!!.. ¡¡como puede ser tan ciego!!... si tanto la amaba ¡¡como es que no siente que la rucia está en peligro!! ... ¡¡Todos son iguales!!
-Sharon, cálmate por favor. Bernardo dice que se marcha para Europa mañana. 
-¿Pero sabe donde está ahora?
-En Barcelona. Es todo lo que me dijo la última vez que llamó. Se le notaba una voz rara, como lejana.
-¡¡Pero si Barcelona está relejos poh oiga!! - dijo Sharon  - cómo no lo iba a sentir asi.

Bernardo y María dibujaron una leve sonrisa en sus rostros. Querían reír pero la preocupación los tenía abatidos.

Luego de unos instantes en los que Bernardo conversaba con alguien por teléfono, se acercó hasta donde estaban las mujeres y les comunicó de su partida.

-Está todo listo. Mi avión parte mañana a primera hora. Debo irme ahora y dejar todo listo.
-Pero como lo harás para ubicarlo - preguntó María
-No lo sé. Espero que una vez allá no sea difícil encontrarlo. Por ahí me enteré en los negocios en los que anda metido. Será cuestión de seguir el hilo hasta hallarlo. Tengo algunos contactos que pueden ayudarme.
-No se demore don Beño ¡¡por fa!!.. La rucia de verdad que está en peligro. Ya les conté esa historia de terror en la que creció. Yo cacho que esa mamá que tiene la está llevando a beber sangre humana de nuevo.
-¡¡Ay niña no digas esas cosas por favor!! - suplicó María angustiada
-Es que es la verdad poh señito. La rucia me contó....
-Ya basta. Ya se lo que te contó Isidora. Ya nos dijiste. No lo vuelvas a repetir por favor. Es algo horrible.


******

Tres meses antes:

-No podis seguir asi flaquita - dijo Sharon - mira tu pelito ¡¡tan lindo que lo tenías!
-Qué importa mi cabello ahora Sharon. Déjame... así estoy bien
-Pero rucia... cuando él vuelva no te va a reconocer. Estay muy flaca. ¡¡Y ese pobre bebé necesita alimentarse!!
-El no volverá Sharon. Ya debe haberme olvidado - dijo Isidora tirada sobre su cama en el apartamento donde soñó vivir feliz junto a Gabriel toda la vida.
-No creo. Él no es así. El Gabriel es tan.. tan apasionado, tan lindo, tan buen cabro. No haría algo así. Sobre todo ahora si sabe que estás esperando un hijo de él.
-¡No lo digas! - la interrumpió Isidora - nadie debe saberlo ... Shhhhh - dijo, poniendo un dedo sobre sus labios pálidos y resecos.
-Pero rucia. al menos déjame decirle a María. Ella es su abuela, tiene derecho
-¡Que no entiendes que si alguien se entera,  ¿¡mi hijo y yo corremos peligro?!
-Pero por qué.. Nunca me has querido decir. Cuéntame, tal vez pueda ayudar
-Sharon esto es algo muy oscuro. Es una verdad de la que siempre he huido e intentado dejar atrás. Mi padre me salvó de toda esa locura pero ahora sin él y sin Gabriel siento que no podré sola contra ellos.
-¿Quienes son ellos? - preguntó Sharon
-Prométeme... prométeme que jamás dirás nada a nadie de mi embarazo
-Ta bien... ta bien. Cálmate. No diré nada

Isidora se había puesto muy nerviosa. Se paseaba por la habitación como un león enjaulado. Respiraba agitado y se tomaba la cabeza y luego el vientre con las manos, mientras Sharon la observaba preocupada.

-Esta mina se está volviendo loca - pensaba

-Sharon - dijo al fin Isidora - si alguna vez me atrapan debes saber que sólo hay una forma de entrar o salir de casa de mi madre sin ser vista
-Qué no cacho na poh rucia.. explícame. Puedo verme muy bruta, pero tonta no soy ok?
-Pon atención por favor...Hay... hay una entrada secreta. Está ubicada en el garage de la casa. La hizo mi padre con sus propias manos. No quería que absolutamente nadie conociera ese secreto. Solo él y yo lo sabemos. Desde ahí se puede llegar hasta mi habitación....Pero debes tener cuidado porque ellos son capaces de todo
-¡Otra vez con lo de "ellos"! ¡¡Quien chucha son esos weones!!
-Es gente muy mala Sharon.... Yo nunca fui como ellos, ni como Julian, ni como mi madre....

****

Luego de despedir a Bernardo en el portal de su casa, María caía abatida sobre un sofá de la sala.

-Si yo se que son cosas espantosas las que me contó la rucia doña Mary - dijo Sharon sentándose junto a ella - perdone si la molesté. Es que ¿sabe?... Tengo miedo. Mucho miedo. 
-Yo también Sharon.... Yo también.


Continuará




jueves, junio 02, 2011

CIEGA OBSESIÓN - Deseo de Sangre y Poder (Cap. 22)


Faltaban pocas horas para que comenzara una nueva reunión.

El lugar escogido en esta ocasión era una antigua iglesia de los monjes Capuchinos ubicada a varios kilómetros de la ciudad, en un lugar poco habitado.

Se había elegido aquella noche especialmente ya que pronto comenzaría el solsticio de invierno y las noches ya comenzaban a ser más largas y frías.

Además, el eclipse de luna anunciado, les permitiría esconder sus sombras bajo la profunda oscuridad.

El lugar estaba iluminado por miles de velas y candelabros ceremoniales. La nave central de la iglesia se encontraba despejada, mientras que en los costados se comenzaban a ubicar los invitados a esta reunión especial.

Al lado derecho del altar se ubicaron los hombres que, ataviados con túnicas negras, cubrían por completo sus cuerpos de pies a cabeza.

Del lado izquierdo se encontraban las mujeres, las que eran notoriamente menos en comparación con los hombres. Todas ellas iban cubiertas por una sencilla bata transparente con la  que envolvían sus cuerpos desnudos. Señal de sometimiento ante los varones de la secta.

En el altar mayor se encontraban sentados los padres de Julián; Robinson y Cármen, junto a otra pareja de extranjeros que ostentaban unos sombreros algo extraños.

De pronto, Robinson se levantó de su asiento, tomó un largo y adornado bastón de madera y luego de dar tres golpes en el piso comenzó a hablar:

-Los hemos hecho venir hasta aquí para comunicarles personalmente que ya tenemos preparado el próximo sacrificio, con el cual esperamos que nuestros amos nos ayuden a evitar que nuestra raza termine por desaparecer de la faz de este planeta definitivamente.
-Cómo sabemos - interrumpió Cármen - por alguna extraña razón nuestras mujeres nos han dado sólo hijos varones, poniendo a nuestra raza en serio peligro de extinción.
-Necesitábamos de un ser puro, engendrado en el vientre de una de las nuestras - continuó diciendo Robinson - para poder salvarnos.
-Y ahora ya lo tenemos - dijo Robinson, entusiasmado.
-¿Pero esta vez nos aseguran que todo resultará bien? - preguntó el extranjero con voz intimidante y frunciendo el ceño.
-Te lo firmo con mi sangre si es necesario - señaló firmemente Carmen levantándose de su asiento y haciendo que su voz retumbara en toda la iglesia.
-Hemos tenido las señales de que ese es el elegido - dijo Robinson
-Bien es sabido por todos nosotros que "ellos" no se mezclan con nuestras mujeres... 
-Salvo contadas excepciones - observó Cármen, mirando de reojo a Gioconda, quien se encontraba sentada junto a las demás mujeres luciendo, a pesar de su edad, un hermoso cuerpo bajo la bata que pretendía cubrir su desnudez.

Robinson miró a su mujer con enojo y continuó diciendo:

-Si.. y cuando aquello sucede es nuestro deber deshacernos de ese engendro, pues representa una seria amenaza a nuestra existencia.
-Por eso sabemos que la señal es evidente. Existe entre nuestras mujeres una que pronto dará a luz un hijo no deseado... Ese será nuestro sacrificio para terminar con esta maldición.
-¿Y cuando se llevará a cabo tal magnífico evento? - preguntó uno de los encapuchados.
-Debemos esperar a que nazca. Su madre ha estado demasiado débil, por lo que no podemos perder esta oportunidad. El sacrificio debe estar VIVO a la hora de entregarlo a nuestros amos y beber de su sangre caliente. Es nuestra última chance para sobrevivir.
-Está bien - dijo parsimoniosamente la extranjera - esperaremos su señal. Mañana partiremos a nuestro país y daremos a conocer esta noticia a los demás. Como ya deben de saber, somos las más perjudicadas con toda esta situación. Nuestras mujeres están muriendo sin poder procrear una hija que continúe con nuestra estirpe. Hemos hecho millones de sacrificios pero ninguno ha dado resultados. Esta es nuestra última oportunidad. Confiamos en su descubrimiento. Volveremos cuando ustedes lo señalen y vendremos con todos nuestros seguidores. ¡¡Será el evento del milenio!!. 

-¡Aquella sangre pura entrará a nuestros cuerpos y volveremos a gobernar el mundo como fue en un principio! - Exclamó Robinson con los ojos desorbitados, mientras que desde el lugar donde se encontraban las mujeres, Gioconda no lograba evitar que un par de lágrimas se le escapara de sus ojos. Su corazón estaba apretado y a ratos sentía que no podía respirar.

Julian observaba toda la escena escondiendo su mirada bajo la capucha.

-Asi debe ser... No puedo evitarlo... No está en mis manos... Ella se lo buscó -

Aquellos pensamientos se tropezaban dentro de su cabeza y a ratos creía que se volvería loco... si es que ya no lo estaba.

Continuará





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