Hacía casi 3 meses que Isidora había sido obligada a volver a casa de su madre y desde entonces no había tenido contacto con nadie más que con Gioconda y Julian.
Ni siquiera los empleados tenían acceso a su habitación. Nadie debía enterarse de que ella estaba ahí.
Sharon, quien se había convertido en algo asi como su mejor amiga desde que Gabriel había partido, estaba desesperada. Hacía meses que intentaba contactarse con ella sin poder conseguirlo.
Gioconda había dado ordenes de que le lanzaran a los perros si la veían merodear el lugar. Sharon sabía como llegar hasta Isidora, el problema era que no podía hacerlo sola.
María y Bernardo, por su parte, intentaron en reiteradas oportunidades convencer a Gioconda que les dijera donde y cómo se encontraba Isidora, pero ésta se había convertido en una celadora feroz.
Julian, su familia y los "hermanos" no le perdonarían jamas el que Isidora y el hijo que llevaba en su vientre escaparan de su encierro.
-Eso sería el fin para todos nosotros - le habían dicho - y Gioconda, consciente de todo aquello mantenía encerrada a su propia hija intentando no pensar en el destino que le esperaba.
-Asi debe ser - pensaba al verla - Ese matrimonio y ese hijo es un error. ¡¡No debimos permitirlo nunca Ignacio!!
Pero Ignacio hacía meses que ya no estaba con ellas. Su muerte la había dejado en la más absoluta soledad y sentía que si no respetaba lo dispuesto por la Congregación, caminaría a la deriva por toda la eternidad.
-Mi hija estará mejor junto a su madre - les había dicho a María y a Bernardo la última vez que ambos intentaron verla.
-Pero ella no se encuentra bien. Necesita cuidados de un profesional - insistió María
-Está siendo atendida por los mejores, no se preocupe - respondió Gioconda cerrando la puerta tras de si.
-¡Bernardo! qué más podemos hacer - exclamó ella con desesperación
-Creo que ya es tiempo de que el padre de ese bebé oiga todo lo que tengo que decirle - dijo Bernardo con voz grave
-¡Pero cómo! Si en todos estos meses Gabriel no ha querido que le hable de ella. Tu eres testigo de que me cuelga el teléfono cada vez que le menciono su nombre - sollozaba María
-¡Y a mi no ha querido darme su correo electrónico ni su dirección!. Se volvió loco ese hombre - Dijo Bernardo, mientras conducía hacia la casa de María
-Sabemos que está bien solo porque es él quien nos llama. ¡El debe saber Bernardo, o si no creo que esa chica morirá de pena. Y el bebé... Mi nieto. ¿¡Qué va a ser de él?!
-No te angusties María por favor. Esto no puede seguir así. Mañana mismo viajo a Europa ¡¡y me lo traigo de las orejas si es necesario!!
María y Bernardo se abrazaron con fuerza. Acababan de llegar a casa de ella. Desde hacía tiempo que ambos habían dejado de ser simplemente amigos. María se sentía muy segura y protegida al lado de Bernardo, mientras que él sentía que podía volver a amar con intensidad y pasión otra vez.
-¡¡Señora Mary, señora Mary!! - gritaba Sharon mientras corría - ¿supo algo de la rucia?, ¿la pudo ver?
-No Sharon. Nuevamente nos cerraron la puerta en la cara
-Pero seño, la rucia ya está por cumplir 7 meses de embarazo. El crío puede nacer en cualquier momento. Y ella no está bien de la cabeza... usted sabe.
-Si Shraon, lo sabemos. Ella quedó en estado de shock luego de la partida de Gabriel. Solo él podrá salvarla- dijo Bernardo
-Yo se como sacarla de ese lugar. Ella misma me lo dijo cuando aun no la perdíamos - dijo Sharon
-Si lo sabemos, ya nos contaste, pero ni tu ni nosotros podemos arriesgarnos ni arriesgarla a ella a algo así. Es muy peligroso. Sólo Gabriel...
-¡¡Ese weón!!.. ¡¡como puede ser tan ciego!!... si tanto la amaba ¡¡como es que no siente que la rucia está en peligro!! ... ¡¡Todos son iguales!!
-Sharon, cálmate por favor. Bernardo dice que se marcha para Europa mañana.
-¿Pero sabe donde está ahora?
-En Barcelona. Es todo lo que me dijo la última vez que llamó. Se le notaba una voz rara, como lejana.
-¡¡Pero si Barcelona está relejos poh oiga!! - dijo Sharon - cómo no lo iba a sentir asi.
Bernardo y María dibujaron una leve sonrisa en sus rostros. Querían reír pero la preocupación los tenía abatidos.
Luego de unos instantes en los que Bernardo conversaba con alguien por teléfono, se acercó hasta donde estaban las mujeres y les comunicó de su partida.
-Está todo listo. Mi avión parte mañana a primera hora. Debo irme ahora y dejar todo listo.
-Pero como lo harás para ubicarlo - preguntó María
-No lo sé. Espero que una vez allá no sea difícil encontrarlo. Por ahí me enteré en los negocios en los que anda metido. Será cuestión de seguir el hilo hasta hallarlo. Tengo algunos contactos que pueden ayudarme.
-No se demore don Beño ¡¡por fa!!.. La rucia de verdad que está en peligro. Ya les conté esa historia de terror en la que creció. Yo cacho que esa mamá que tiene la está llevando a beber sangre humana de nuevo.
-¡¡Ay niña no digas esas cosas por favor!! - suplicó María angustiada
-Es que es la verdad poh señito. La rucia me contó....
-Ya basta. Ya se lo que te contó Isidora. Ya nos dijiste. No lo vuelvas a repetir por favor. Es algo horrible.
******
Tres meses antes:
-No podis seguir asi flaquita - dijo Sharon - mira tu pelito ¡¡tan lindo que lo tenías!
-Qué importa mi cabello ahora Sharon. Déjame... así estoy bien
-Pero rucia... cuando él vuelva no te va a reconocer. Estay muy flaca. ¡¡Y ese pobre bebé necesita alimentarse!!
-El no volverá Sharon. Ya debe haberme olvidado - dijo Isidora tirada sobre su cama en el apartamento donde soñó vivir feliz junto a Gabriel toda la vida.
-No creo. Él no es así. El Gabriel es tan.. tan apasionado, tan lindo, tan buen cabro. No haría algo así. Sobre todo ahora si sabe que estás esperando un hijo de él.
-¡No lo digas! - la interrumpió Isidora - nadie debe saberlo ... Shhhhh - dijo, poniendo un dedo sobre sus labios pálidos y resecos.
-Pero rucia. al menos déjame decirle a María. Ella es su abuela, tiene derecho
-¡Que no entiendes que si alguien se entera, ¿¡mi hijo y yo corremos peligro?!
-Pero por qué.. Nunca me has querido decir. Cuéntame, tal vez pueda ayudar
-Sharon esto es algo muy oscuro. Es una verdad de la que siempre he huido e intentado dejar atrás. Mi padre me salvó de toda esa locura pero ahora sin él y sin Gabriel siento que no podré sola contra ellos.
-¿Quienes son ellos? - preguntó Sharon
-Prométeme... prométeme que jamás dirás nada a nadie de mi embarazo
-Ta bien... ta bien. Cálmate. No diré nada
Isidora se había puesto muy nerviosa. Se paseaba por la habitación como un león enjaulado. Respiraba agitado y se tomaba la cabeza y luego el vientre con las manos, mientras Sharon la observaba preocupada.
-Esta mina se está volviendo loca - pensaba
-Sharon - dijo al fin Isidora - si alguna vez me atrapan debes saber que sólo hay una forma de entrar o salir de casa de mi madre sin ser vista
-Qué no cacho na poh rucia.. explícame. Puedo verme muy bruta, pero tonta no soy ok?
-Pon atención por favor...Hay... hay una entrada secreta. Está ubicada en el garage de la casa. La hizo mi padre con sus propias manos. No quería que absolutamente nadie conociera ese secreto. Solo él y yo lo sabemos. Desde ahí se puede llegar hasta mi habitación....Pero debes tener cuidado porque ellos son capaces de todo
-¡Otra vez con lo de "ellos"! ¡¡Quien chucha son esos weones!!
-Es gente muy mala Sharon.... Yo nunca fui como ellos, ni como Julian, ni como mi madre....
****
Luego de despedir a Bernardo en el portal de su casa, María caía abatida sobre un sofá de la sala.
-Si yo se que son cosas espantosas las que me contó la rucia doña Mary - dijo Sharon sentándose junto a ella - perdone si la molesté. Es que ¿sabe?... Tengo miedo. Mucho miedo.
-Yo también Sharon.... Yo también.
Continuará
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