Su relación había dejado de ser lo que era. Su falta de carácter y a ratos, evidentes signos de inmadurez, fueron apagando poco a poco el gran amor que alguna vez él sintió por aquella hermosa joven.
Tres años de relación, demasiada juventud e inexperiencia llevaron a que Max decidiera darle término a lo que fue una hermosa relación.
Además estaba Ema, una chica un poco mayor que Consuelo, la que había aparecido en la vida de Max hacía ya un buen tiempo removiéndole las hormonas y hechizándolo con sus encantos.
Si bien Ema no lo entretenía con largas e interesantes conversaciones sobre la vida y sobre el amor, como lo solía hacer Consuelo, la primera lograba hacerle sentir una pasión a la cual no quería oponer resistencia.
Así llegó la tarde en que Max le dijo a Consuelo que habían terminado.
-Te sigo amando pero no puedo seguir esperando a que cambies.-dijo él.
-Yo también te sigo amando...Nunca había pensado en hacerte cambiar. Te amo así, tal cual eres.
-¡¡Es que tu carácter Consuelo!!. Todo lo tomas con demasiada liviandad. Además siempre permites que otros manipulen tus deseos. Te dejas persuadir muy fácilmente.
-¡¡Me dejo persuadir sólo por ti!!, para hacerte feliz, para estar contigo.
-Necesitamos darnos un respiro tu y yo.
-¿Porqué no me dices simplemente que conociste a otra mujer?. Te aseguro que sería mucho más fácil para mi entender esta actitud tuya.
-¡¡Es que no es eso!!- mintió él- Necesito que madurez. Que seas más mujer, más valiente.
-Nunca me imaginé que en estos tres años de relación no me hubieras conocido bien.- dijo Consuelo, intentando atrapar esas lágrimas que ya venían brotando por sus ojos y rodando por sus mejillas.
-Por favor no llores-exclamó Max- Tu sabes que no soporto verte llorar.
-Es la última vez que me observas hacerlo. Adios.- dijo ella, mirándolo con los ojos rojos hinchados de pena y dolor.
Mientras ella se alejaba, Max también lloró y un gran dolor se instaló en su pecho, pero no le hizo caso y decidió cambiar esa escena de su vida con la que le esperaba en unos minutos más en los brazos y entre las piernas de Ema.
Pasaron varios años después de aquel incidente. Max y Consuelo nunca más volvieron a verse. Aunque bien lo sabe ella que durante algún tiempo se hicieron habituales las noches en que un auto sospechoso se instalaba en las cercanías de su casa o las llamadas extrañas que recibía en su teléfono con mensajes incoherentes. Ella sabía que en todos esos casos era él pero nunca quiso encararlo. Temía que al volver a verlo pudiera caer nuevamente bajo el embrujo de su mirada y el calor de su cuerpo, volviendo a hacerla sufrir nuevamente.
Por que él nunca supo la de veces que lo vio junto a Emma, abrazados y besándose apasionadamente en los mismos lugares donde anteriormente le había jurado alguna vez amor eterno.
Ema había sido compañera de colegio de Consuelo y en una oportunidad en que se reunieron los ex-compañeros ella le presentó a Max y desde entonces Ema se obsesionó con arrebatárselo a Consuelo ya que descubrió que era heredero de una gran fortuna, la que recibiría a la muerte de uno de sus abuelos, el más querido de Max.
De esto no tenía idea Consuelo ni tampoco él. Ema lo supo por una tía que conocía a la familia de Max y que sabía de este secreto el cual confió a su sobrina para que viera qué hacía con esa información.
Consuelo tardó mucho tiempo en recuperarse de este mal amor. Pero como en casi todas las batallas bien libradas, de ésta ella logró salir airosa y fortalecida. Lista para enfrentar lo que la vida pusiera en su camino.
Mientras que Max nunca pudo olvidarla.
Ema quedó embarazada y se casaron a los pocos meses de haber comenzado su relación. Él tuvo que comenzar a buscar un trabajo estable para solventar los gastos de su esposa e hijo ya que ella decidió que se quedaría en casa y no trabajaría para así poder cuidar a su bebé. Cosa que Max elogió muchísimo en un principio pero pronto se dio cuenta que Ema lo que quería era solamente preocuparse de si misma. Todos los ingresos que recibía Max se los echaba encima en ropas costosas, salidas sospechosas y a su hijo casi no lo veía ya que obligó a Max a que contrataran una enfermera 24 horas para hacerse cargo de él.
Max comenzó a recordar el profundo dolor que sintió en su pecho al abandonar a Consuelo, dolor que nunca más logró dejar.
Consuelo entró a estudiar a la Universidad y se tituló con honores, viajó, conoció y aprendió de todo un poco. También tuvo amores pero ninguno lograba alejar de su mente a Max.
Una noche en que caminaba por las calles de Madrid recibió una llamada de su amiga Rosario.
-¿Dónde estás guapa?
-Estoy cerca. Salí a dar una vuelta por el parque.
-Es que te tienes que venir ya!!!
-Qué pasó?
-Pues nada!!!. Que nos invitaron a una fiesta super top
-Super top?, cómo es eso?
-No preguntes y ya vente luego, acá te cuento más.
-Ok, pero te digo que no tengo muchas ganas de salir hoy eh?!
Al llegar al apartamento Rosario la recibió con una sonrisa de oreja a oreja.
-Es que te tienes que apurar que ya vamos retrasadas!.
-Pero donde es, de qué se trata?
-Mientras te vas arreglando te cuento.
Las dos amigas entraron juntas a la habitación y es Rosario la que comienza a buscar la ropa que usaría Consuelo para la velada.
-Qué haces?
-Te elijo algo bonito para que te pongas.. ¡Pero mujer no tienes nada que valga la pena!
-Pero quien te ha dado permiso para que me digas que ponerme o que no. Además que ya no tengo ganas de salir.
-Disculpa amiga, disculpa. Tienes razón. Es que estoy muy emocionada.
-Ve calmándote y me cuentas de una vez de qué va todo esto.
-Que la esposa de uno de los decanos de la facultad invitó a Rony a una pequeña fiesta en su mansión en las afueras de la ciudad.
- Ya y?
- Que le dijo que si quería llevara compañía
- mmm
-Tu sabes que el muere por ti
-Si pero yo no por él.
-Eso no importa ahora. Estamos invitadas y seguro habrá mucha gente importante que conocer.
-He conocido gente muy importante en mi vida y no me vuelve loca la idea.
-Pero Consu tu sabes que mi destino es casarme con un millonario.
-¿Tu destino? jajajaja, no seas loca!!.
-Te ríes pero ya verás. Yo no nací para ser pobre. Desde pequeña supe que sería dueña de una gran mansión y de una limusina.
-Como es eso?
-No te conté. Cuando era niña una tía me preguntó que quería ser cuando grande y le respondí lo primero que se me vino a la cabeza
-¿y que fue eso?
-Me vi siendo la dueña de una casa de tres pisos que en su jardín tenía estacionada una gran limu.
-Seguro tu mamá te leía muchas historias de príncipes y princesas!!. ¿Nunca te dijo que los príncipes azules no existen?.
-No si es en serio. Ya verás cuando sea la esposa de un millonario. Te invitaré a cenar todos los días a mi mansión y a pasear por el mediterráneo y ...
-Rosario, para!!!..Si sueñas con todo eso para que estás estudiando si con tanto dinero y lujos no necesitarás trabajar!!!
-Porque no seré una millonaria tonta e inculta, obvio.
-jajajajaja. Estás muy loca. Dale, vamos, vete a cambiar, Ya veré que encuentro en mi armario para no desteñir junto a la realeza!!- exclamó Consuelo irónica.
A la medianoche ambas chicas estaban listas para el encuentro que les cambiaría la vida.
Escrito 03/09/2010
Hola wapisima :) ps aqui estoy! porq prometo lo que cumplo eh!! tengo mas o menos dos horas para leer tu historia completa antes de que empiece la novela *_* Ire dejando un comentario en cada entrada... porq estoy loca de remate xD
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