Era mi primer día en aquel nuevo trabajo. Estaba muy ilusionada ya que se trataba de una nueva y esperada oportunidad.
Me puse la mejor de mis ropas, para causar una buena impresión. Nada atrevido pero tampoco fome. Sabía que me tocaría trabajar junto a muchos hombres y lo que menos quería era llamar demasiado la atención.
No tenia ganas de involucrarme con nadie después de lo de Patricio.
Me llevaron a conocer a gran parte de los que serían mi nuevos comprañeritos de oficina pero faltaron dos, los que conocí a la hora de almuerzo.
Ahí estaban uno, el más guapo, Max , quien no me sacó la vista de encima en casi todo el rato que estuve ahí y el otro.... El otro resultó ser Ramiro, mi primer gran amor. Un chico al que quise mucho... a pesar de todo.
Obviamente nos sorprendimos al vernos después de tantos años. Fue como si por mi mente se pasara en cámara rápida todo lo vivido junto a él en aquellas lejanas épocas de juventud.
Recordé, por ejemplo, lo mal amante que fue!!!. Esto lo supe cuando terminamos la relación y pude conocer otros hombres.
Realmente era muy malo!!!... Jajaja. Tal vez por eso sentí que al verme nuevamente se sorprendió y se puso muy nervioso.
Max, su mejor amigo, era un tipo muy sensual. Traía a todas las chicas de la empresa medio loquitas por él. Pero a la vez me daba la sensación de ser un tipo vacio, hueco. No se. Muy mono el pero como sin alma. Al menos esa fue lo que sentí al conocerlo.
Al poco tiempo que llevaba trabajando ahi me di cuenta de que andaba con más de una a la vez. O sea era todo un conquistador y esos tipos no van conmigo aunque sea toda una tentación el verlo!!..
Ramiro seguía siendo el tipo simpático y dulce que había conocido. Me enternecía nuevamente escucharle hablar y sonreir. Su mirada me seguía cautivando. Su cuerpo estaba mejor formado de lo que recordaba y la verdad me hacía volver a sentir cosas el tenerlo cerca nuevamente. Esto, a pesar de que recordaba que no había sido la mejor de mis experiencias. Pero me comenzó a picar el bichito de la curiosidad y quise saber si él había aprendido algo en todos estos años!!!!.
Llegó el día en que me tocaba "pagar el piso". No me gusta mucho esa tradición pero me sentí un tanto comprometida con todos mis compañeros ya que se habían portado super bien conmigo los primeros meses de trabajo.
Organicé una pequeña fiestecilla en mi apartamento. Nada extraordinario ni lujoso. Música, tragos, cositas para picar y una amena conversación.
La velada estubo muy entretenida. Conversamos casi toda la noche con Ramiro recordando viejos tiempos. Si hasta bailamos!!!! y eso que por lo que recordaba no era muy buen bailarin que digamos...
Me aferró a su cuerpo para abrazarme durante la canción y no pude dejar de recordar la tibieza de su piel y lo que nos desesperabamos por sacarnos la ropa para poder sentirnos más cerca y tocarnos y besarnos y acariciarnos. Pero... hasta ahí no más recordé que llegaba la escena. Luego era todo tan "raro". No pasaba na... Y me quedaba con las ganas guardadas en algun rincón ahora olvidado, pero aferrada aun a su cuerpo imaginando que tal vez así debía ser y no había más.
Las gentes comenzaron a irse y solo quedamos Max, Ramiro y yo. Me di cuenta que a un guiño de Ramiro Max se despidió cortesmente por lo que al fin quedamos solos los dos.
No sabía lo que nos traería esa noche, no quería volverme a sentir decepcionada de él nuevamente.
Al irse Max, Ramiro es quien cierra la puerta tras de él y toma de mi mano para llevarme hasta la habitación.
La luz estaba apagada y no me permitió encenderla. Me dijo que había aprendido que asi estaría mejor.
Comenzó por besarme como hacía tiempo no lo hacían. Un beso ardiente con una pasión que desconocía en él.
Luego bajó sus manos por mi cuerpo hasta mi cintura y comenzamos a desnudarnos para poder sentir nuestra piel caliente pegada la una a la otra como hacía años atras. Mis pechos desnudos fueron deleite para su lengua y su boca que me recorrieron voraz y sin apuro.
Tomó de mis caderas y me giró para besar mi nuca y espalda. Volvió a apretar su cuerpo contra el mío y me preparaba para gozar al fin de su sexo viril desnudo dentro de mi cuerpo.... Pero algo sucedió. Fue una fracción de segundo pero sentí que algo pasó. No eran las mismas caricias, no eran las mismas manos, no era su mismo olor, pero en el momento que quise voltear a verle la cara a mi antiguo amante logré sentir una embestida mortal, que me llevó a las nubes y ántes que sintiera que volvía a tocar el suelo me llevaba de nuevo arriba.
Me tomó con fuerza entre sus brazos y me posó sobre él. Su sexo se internó dentro de mi húmedecido vientre mientras que sus fuertes brazos no me dejaban escapar a la pasión desenfrenada que en ese momento me envolvía y no me dejaba razonar.
A esas alturas ya sabía que no era él, Ramiro, si no que su amigo Max quien se había encargado de terminar lo que Ramiro había empezado.
Pude sentir un suspiro detras de la puerta y supe que era él y que había estado observando toda la escena desde el punto en el que él la había dejado.
Mi cuerpo estaba deseoso de volver a sentirlo y esta vez sentirlo de verdad dentro de mi.. Pero nuevamente no fue asi. Ramiro se había convertido en una especie de Cirano de Bergerac y Max era quien se hacía pasar por él hasta que las chicas que lograba conquistar se daban cuenta del engaño.
Era por eso que veía a Max siempre rodeado de mujeres en la empresa. Y recien ahí me di cuenta que a Ramiro nadie lo miraba siquiera.
Lo tenían todo muy bien planeado, una vez que al fin pude volver a tocar tierra y con la excusa de que iba al baño era el momento nuevamente del cambio de roles. Yo hice como que no me daba cuenta de nada mientras miraba con tristeza lo que sucedía.
Seguramente las chicas que no conocían bien a Ramiro les costaba un tiempo darse cuenta de todo esto, pero yo no. Yo ya lo conocía por eso no tardé en percatarme del engaño.
Al llegar Ramiro a la cama me abrazó muy fuerte por detrás y hundió su rostro en mis cabellos. Lo sentí suspirar nuevamente y... tal vez haya sido mi imaginación, pero puede ser que hasta haya sentido que una lágrima de él comenzara a rodar por mi espalda.
(Escrito el 10 de julio de 2009)
A lo que puede reconducir una velada aparentemente normal y corriente y que acaba en lo que acaba... en un ambiente sensual y morboso, que acaba en una habitación ardiente.
ResponderEliminarmmm interesante historia me mantuvo pendiente todo el rato y algo acalorado excelente....amiga tanto tiempo que no pasaba por acá...un beso grande para ti....
ResponderEliminarGracias a ti por continuar visitando este humilde espacio. Y me alegra "provocar" a mis lectores con estas historias locas que teje mi mente distorsionada. jejeje
EliminarUn abrazo!!!