Lunes otra vez. Pero este
no es cualquier lunes. ¡Qué fin de semana!
Tan solo recordar lo que
sucedió, hace que mi cuerpo vuelva a desearla.
Fue mucho mejor de lo que
más de una vez me había imaginado.
Ahí estaba ella, Doris,
con sus curvas perfectas, con sus ojos risueños y sus labios. ¡Esa boca!
Salí de
"cacería". Me sentía solo y quería compañía. En eso estaba cuando mis
ojos volaron hacia donde ella estaba. Nos miramos; enseguida me comencé a
sentir extraño. Con esa sensación que he escuchado a veces que le pasa a otros,
no a mi; eso del mareo y cosas raras en la "guata".
Ella se acercó caminando
como una gata en celo, lenta y suavemente, luego comenzó a bailar delante de mi
presionando sus caderas y todo su cuerpo contra el mío. Ufff que dolor! Que
ganas de tomarla y ahí no más hacer realidad todas las fantasías que he tenido
con ella. Pero me contuve.
Soy un caballero y me
percaté que andaba un poquito pasada de copas... Bueno, bien pasada de copas
porque en un momento se tropezó y cayó. Alcancé a tomarla antes que se azotara
contra el suelo.
Su amiga me pidió que me
la llevara. -Contigo estará bien, confío en ti - dijo, y se marchó.
La llevé hasta la casa y
la acosté en mi cama. No se me ocurrió otro lugar mejor. Ahí me quedé
observando cómo dormía y conteniendo las ganas de querer tocarla y acariciarla
y besarla toda. Tuve que ser fuerte porque "curao no vale".
Aunque debo confesar aquí
y sólo aquí que mientras conducía, al pasar los cambios del auto, pase a rozar
un poco sus piernas. Luego fue un poco más y más arriba. Levanté su falda corta
y comencé a tocar y acariciar. ¡ Se sentía tan bien! Al rato no me aguanté más,
por lo que cuando estacioné el auto, una vez a la entrada de la casa, me acerqué
a su cara y mis manos no tuvieron vergüenza ni reparos y comenzaron a acariciar
esa suave piel llegando casi a rozar su sexo. Mi corazón latía fuerte y no
quería parar, mis manos tampoco. Comencé a respirar agitado muy cerca de su
cuello hasta que ella, aun medio inconsciente, se movió y volteó su cabeza
hacia donde estaba la mía. Casi le doy un beso y me monto encima de ella pero
me contuve. No era así que me hubiera gustado que esto sucediera.
A la mañana siguiente
desperté un poco antes que ella aun muy emocionado y continué mirándola hasta
que ella despertó y yo me hice el dormido.
Sentí cuando se metió al
baño y se duchó. La maldad se apoderó de mi nuevamente y quise acércame a la
puerta para verla desnuda. No pude... Algo cayó cuando me dirigía hacia allá y
ella se asomó a ver qué pasaba. Volví a hacerme el dormido.
Cuando estuvo ya vestida
se comenzó a sentir mal y obvio tuve que consolarla. Fue el momento indicado
era ahí y ahora.
La besé como no recuerdo
haberlo hecho con nadie antes de ella. Su boca me desafiaba a que cada vez la
llevara más lejos con mis besos y mis caricias.
Al fin pude tener entre
mis manos esas caderas y esos pechos hermosos que me provocaban cada vez que la
veía con esos escotes de infarto.
Fue toda mía. La tuve
entre mis brazos, entre mis piernas, dentro de mi cuerpo, dentro de mi boca.
Invadió todos mis sentidos. No sé cómo explicar la sensación de placer que ella
provocó en mí. Fue un momento tierno, apasionado, delicado, intenso y
extenuante. ¡Es insaciable y me fascina! ¡Es exquisita! Suave, firme, ¡ya
quiero estar dentro de ella nuevamente!
Pero sé que eso no volverá
a suceder. Al menos no tan pronto como quisiera. Decidió irse de esta empresa y
creo que yo haré lo mismo. Tal vez trabajemos juntos. Son cosas que conversamos
durante aquellos ratos en que nos dábamos tregua y retomábamos las fuerzas
necesarias para continuar dedicándonos a complacernos mutuamente.
Creo que este winner se ha
enamorado...
"curao no vale" jajaja pero por la mañana siiii, genial.
ResponderEliminarEl winner se ha enamorado!! Bien, a ver que pasa ahora con los problemas que tienen en el trabajo.
ResponderEliminarUn beso
Un empleado seducido por una musa!! que conveniente y creativo, me gusta pensar que cualquier cosa puede pasar...
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